La criada de todos

ODIO A RAJOY y a todos los políticos: sus desvíos me fuerzan a escribir sobre su oficio, lo que me humilla a mis propios ojos. Un escritor tiene el deber de crear su obra propia, sin distraerse en lo que no es lo suyo y debería darse por supuesto: el acertado gobierno de un pueblo. Los temas generales, que nos afectan porque nos sostienen, deberían resolverse sin influir en el ámbito de la creación, al que un escritor está llamado. Pero no puede ignorarse, aunque se finja nitidez del aire, la permanente idiocia y avidez de los políticos que llaman nuestra atención como la suciedad de nuestro cuarto o el exceso de sal en un guiso. Por eso es imperdonable que mi tiempo, en el que debería crear personajes o ambientes, lo gaste en criticar a gente que no cumple por lo que se le paga. Como debiera hacerse con un obrero de la metalurgia o de la construcción. Detesto con toda mi alma a los políticos: su torpeza hace necesario nuestro juicio. Con nuestro desprecio expreso, los engrandecemos. La mejor política es inadvertida y clara. Igual que una honesta criada, limpia y hacendosa.